No te rindas






Aunque mis  ojos se  sequen
mis labios se partan
mis pies se agrieten
mis manos sangren
mis espalda no aguante
mi alma este rota
nunca me rendiré.

No permitas que los obstáculos y los momentos difíciles sean los protagonistas de tu vida. Muchas veces me he rasgado mis rodillas al caer y mis ojos se han secado de tanto llorar, pero siempre la mano de Dios me ha levantado. Él ha colocado vendas en mis heridas y me ha llenado de fe. No dejes que las caídas te definan como un cobarde sino como el luchador que eres al levantarte, limpiarte y seguir con más fuerza.